sábado, 22 de mayo de 2010

El Momento de la Libre Asociación es Ahora

En estos días, como síntoma de la falta de unidad y diálogo, los proponentes de la libre asociación para Puerto Rico nos andamos comiendo por los rabos. En la mayoría de los casos, estamos todos de acuerdo en cuanto a los principios esenciales de un tratado de libre asociación fuera de la Cláusula Territorial. Las consideraciones por las cuales estamos divididos son más bien tácticas, pero pueden poner en peligro el proyecto de la libre asociación si no se atienden pronto. El fraccionamiento de nuestra lucha le vendría como anillo al dedo a los inmovilistas-colonialistas y anexionistas, que cada día se parecen más.

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Ahora más que nunca necesitamos formular una alianza que unifique la lucha soberanista en un solo movimiento pro libre asociación soberana. Encuestas recientes apuntan a que el entendimiento y apoyo a la libre asociación como opción descolonizadora se encuentra en franco crecimiento. Al mismo tiempo, el ELA colonial está cada vez más desprestigiado e indefensible. Este es el momento de coger el toro por los cuernos, formular una alianza significativa y lanzarnos en defensa de la libre asociación. El primer asalto en nuestra lucha no es contra el anexionismo sino contra el sector inmovilista-colonialista. Los votos que un día no muy lejano podrían darle la victoria a la libre asociación y enterrar para siempre la amenaza anexionista van a provenir de populares que aún están desorientados por la propaganda colonialista y asimilista, así como de independentistas que quieren alcanzar la soberanía para su nación en vez de sólo soñar con ella escuchando los discursos grandilocuentes de Rubén Berríos.

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Los muy hábiles anexionistas han fabricado una píldora venenosa que, por el momento, está surtiendo el efecto deseado por los enemigos de nuestra nación. El plebiscito criollo que han prometido contendrá una definición de asociación soberana distinta a la que seguramente propondríamos por consenso los defensores de la libre asociación. Desafortunadamente los soberanistas dentro y fuera del PPD han saltado a sus propias conclusiones sobre la estrategia a seguir ante este reto, sin que mediara un diálogo o intento alguno de lograr un consenso libre asociacionista. Unos han propuesto la abstención electoral como estrategia mientras que otros se han comprometido a defender la libre asociación a pesar de la definición impuesta. El enemigo nos ha puesto a pelear entre nosotros mismos. Eso no habría sucedido si hubiésemos tomado una mañana para sentarnos juntos como libre asociacionistas a buscar un consenso en cuanto a la estrategia a seguir. Es un concepto simple y efectivo que he bautizado en otras comunicaciones como Mesa Redonda Soberanista.

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La decisión de participar o no en un plebiscito criollo con una definición de libre asociación que no hemos tenido la oportunidad de redactar nosotros mismos no es una simple. Existen buenos argumentos tanto para la abstención como para la participación en el inminente plebiscito criollo. Sin embargo, un análisis cuidadoso de las posibilidades que se abren con una decisión u otra debe convencernos de que la participación agresiva en defensa de la libre asociación trae consigo unas oportunidades que no debemos desaprovechar. Igualmente importante son los riesgos que traería consigo la abstención.

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En teoría, una abstención electoral masiva podría enviarle al Congreso de Estados Unidos el mensaje de que el pueblo de Puerto Rico rechazó el proceso amañado del PNP. Sin embargo, cualquier fallo en la ejecución de ese plan podría salirnos muy caro. Una abstención parcial podría terminar en, por ejemplo, una votación total de 1.5 millones de votos, 70% de ellos para la estadidad. Eso les daría la oportunidad a los anexionistas de ir al Congreso a decir que los puertorriqueños han pedido la estadidad a viva voz. De hecho, no nos debería sorprender tampoco que, en un escenario como ese, el PNP intente implementar el Plan Tenesee para imponernos la estadidad.

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Por otro lado, la participación agresiva en el plebiscito garantizaría que la estadidad no obtenga una súper mayoría de votos, a la vez que nos daría la oportunidad de oficializar el creciente apoyo a la libre asociación como fórmula descolonizadora. El que la estadidad “gane” con un 45% de los votos frente a 20-25% de la libre asociación y 20-25% del ELA colonial no va a adelantar en nada la estadidad. El Congreso sabe leer y entender resultados por lo que son, o sea, 55% de los puertorriqueños rechazan la estadidad. Como mencioné antes, nuestra primera batalla es contra el inmovilismo-colonialismo. Este plebiscito criollo, si bien no lo pedimos y no está hecho a nuestra medida, podría ser el escenario de la primera gran victoria de nuestra nación.