miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Estadidad Jíbara: Resurrección de una Mentira Maliciosa

La estadidad jíbara es un concepto engañoso que los anexionistas inventaron para intentar convencer a los puertorriqueños de que la estadidad sería realmente para Puerto Rico lo mejor de dos mundos – estadidad e independencia. La idea nos debería parecer ridícula, pero los estadistas se han caracterizado por tener una gran habilidad para venderle al pueblo sus mentiras. Luis A. Ferré esbozó la noción de la estadidad jíbara en 1968 cuando en un discurso dijo, “la estadidad jíbara, como yo la he llamado, conservará todo lo bueno de nuestra cultura y nuestras tradiciones así como nuestra lengua española.” No hay duda de que centenas de miles de puertorriqueños se tragaron ese anzuelo.

.

Con el tiempo, las campañas de miedo le han dado mejores resultados a los anexionistas que la idea de la estadidad jíbara. Es por eso que ese concepto no ha sido pieza central de las campañas del PNP recientemente. Sin embargo, esa noción engañosa aún representa un arma que debemos desmantelar antes de que decidan utilizarla nuevamente. Recientemente el sobrino de Luis A. Ferré y ex alcalde de Miami, Maurice Ferré, realizó un pequeño simulacro con esa arma de desinformación masiva. Entre otras cosas, dijo que Puerto Rico es una nación y que podría convertirse en un estado y mantener su diferencia cultural dentro del sistema federado de Estados Unidos. Allí está, lista para utilizarse cuando convenga, la vil mentira de que la nación puertorriqueña puede existir dentro de la estadidad.

.

¿Cómo podemos desmantelar la noción de la estadidad jíbara? Lo primero y más importante que necesitamos hacer es educar a nuestro pueblo. La falacia de la estadidad jíbara obtiene credibilidad cuando la persona que recibe el mensaje sólo considera el futuro inmediato a partir del establecimiento de la estadidad. Los anexionistas venden la idea de que el día después de Puerto Rico convertirse en un estado no vamos a dejar de ser puertorriqueños. Eso sería cierto el primer día, la primera semana, el primer mes y probablemente los primeros años. Al principio todavía seríamos puertorriqueños, pero nuestra nación no sobreviviría más de unas pocas generaciones.

.

La existencia de la nación como realidad política tiene un efecto enorme, si bien difícil de explicar o entender, en la psiquis individual y colectiva de un pueblo. La acción formal de renunciar a ser nación y aceptar la nacionalidad estadounidense tendría el efecto de restarle validez a nuestros sentimientos patrióticos. La nueva realidad de la isla legitimizaría la desvaloración de la cultura puertorriqueña y exacerbaría nuestra ya existente crisis de identidad. Otro factor al que no se le debe restar importancia es la pérdida de elementos simbólicos, tal como nuestra participación junto a otras naciones en las Olimpiadas, que siempre nos han recordado que somos un pueblo con su lugar único en el mundo. Inevitablemente, estos y otros factores psicosociales vendrían a desgastar los cimientos de la nacionalidad puertorriqueña hasta el punto en que las nuevas generaciones nacidas en el estado de Puerto Rico se visualizarían primordialmente como estadounidenses.

.

La estadidad además podría convertirse en una invitación abierta a los estadounidenses a mudarse al nuevo estado caribeño. Aunque actualmente (bajo el ELA) podrían hacer lo mismo, eso no es un hecho muy conocido o publicado en los Estados Unidos. Sin embargo, la admisión de un nuevo estado a la unión sería un acontecimiento conocido por todos y cada uno de los 300 millones de ciudadanos estadounidenses. Con su clima tropical y belleza natural, es más que probable que Puerto Rico le llame la atención, por ejemplo, a muchos estadounidenses retirados, como sucede con Florida. En el 2005 se publicaron estadísticas mostrando que de los 35 millones de estadounidenses retirados en aquel entonces, tres millones vivían en Florida. De esos tres millones de retirados, por lo menos dos millones debieron haberse mudado a Florida después de retirarse. Por lo tanto, no es improbable que en tan sólo dos o tres décadas se muden a Puerto Rico dos millones de estadounidenses, lo que aceleraría la inevitable asimilación de nuestra sociedad. ¿Cuántos puertorriqueños creen ustedes que entienden estos posibles efectos de la estadidad para Puerto Rico? Tenemos mucho trabajo por delante.

.

Además de educar a nuestro pueblo, necesitamos también buscar la forma de educar al estadounidense común sobre las mentiras que los anexionistas han diseminado en Puerto Rico, así como sus razones deshonestas para buscar la estadidad. Cabildear en Washington ayuda en algo, pero nadie puede ponerle más presión a los congresistas en Washington que sus propios constituyentes, o sea, el estadounidense común que trabaja y paga sus impuestos federales. El debate del estatus de Puerto Rico no le ayuda a ningún congresista y por lo tanto ellos mismos no le van a hablar a sus constituyentes al respecto. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará.

.

Necesitamos que más ciudadanos estadounidenses comprendan la realidad del anexionismo en Puerto Rico, que no representa un ideal sino la postura acomodaticia de un sector en nuestro país que pretende no sólo conservar sino expandir el mantengo federal de los puertorriqueños. La inmensa mayoría de los ciudadanos americanos se opondría a este esquema porque serían ellos quienes, a través de sus impuestos, correrían con la cuenta de nuestro mantengo. Eso no los hace malos ni mezquinos. Nosotros también estaríamos indignados si, por ejemplo, los 50,000 habitantes de alguna isla caribeña quisieran anexarse a Puerto Rico no por sentirse puertorriqueños, sino para que los mantengamos con nuestros impuestos.

.

Como he dicho en artículos anteriores, si nosotros no educamos a nuestro pueblo, lo dejamos a merced de las mentiras y espejismos de los anexionistas. Igualmente, si no denunciamos sus mentiras, esquemas y planes maliciosos ante el pueblo estadounidense, el PNP continuará realizando su trabajo sucio impunemente. Sé que es sólo cuestión de tiempo para que alguien con los recursos necesarios para tomar acción lea esto. Si ese alguien es usted, tome nota.

.

.

Fuentes:

.

Noción de Estadidad Jíbara

(Historia Constitucional de Puerto Rico – José Trias Monge – página 35):

http://books.google.com/books?id=NFG3tHuA79sC&pg=PA35&lpg=PA35&dq=estadidad+jibara&source=bl&ots=mo2qa1R1gk&sig=Xe-PqdIR2z_iTKbvbr_8JMU8TmE&hl=en&ei=-7ABS6mGMMzOlAeL0cGZCw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=2&ved=0CBEQ6AEwAQ#v=onepage&q=&f=false

.

Maurice Ferré revive la estadidad jíbara (en Asociación y Soberanía):

http://asociacionysoberania.blogspot.com/2009/10/maurice-ferre-revive-la-estadidad.html

.

Migración de retirados estadounidenses a Florida:

http://www.pepperinstitute.org/Population/2007FloridaAgingPopulationReport.pdf