viernes, 8 de junio de 2012

Decapitemos al Dragón Asimilista


Llegó la hora que tenía que llegar. Tenemos ante nosotros la oportunidad histórica de propinarle una derrota importante, que bien pudiera ser definitiva, al dragón asimilista que representa una continua amenaza a la existencia misma de la nación puertorriqueña. Ese dragón tiene dos cabezas. La cabeza más débil del dragón es el sector conservador y federalista del PPD, que a pesar de controlar actualmente la cúpula de ese partido, a todas luces representa sólo a una ínfima minoría de su base. La otra cabeza del dragón, la más fuerte, se encuentra en un momento de debilidad y vulnerabilidad que no debemos desaprovechar. Se trata del PNP y el movimiento anexionista. Ese enemigo declarado de nuestra nación ha cometido un grave error, ha puesto el cuello sobre la piedra.

El PNP diseñó un proceso plebiscitario que, pensaban ellos, estaba hecho a su medida. Al igual que los líderes conservadores del PPD, el liderato anexionista asumió que la aplastante derrota electoral del PPD en el 2008 significó un claro rechazo del pueblo puertorriqueño al ELA Soberano o cualquier concepto de libre asociación. Calcularon ellos que sacando al ELA territorial del medio en una primera ronda plebiscitaria prepararía el camino para una cómoda victoria de la estadidad frente al ELA Soberano y la Independencia en la segunda ronda del plebiscito. La cúpula del PPD, controlada por conservadores colonialistas, lo entendió así también, por lo que rechazaron desde un principio la opción del ELA Soberano. En un intento por mantener la unidad en su partido de cara a las elecciones, el PPD adoptó una posición oficial para con el plebiscito que no es una cosa ni la otra, sino que es un simple escape. Han instado a todos los populares a votar por el Sí en la primera pregunta del plebiscito como un voto de castigo al Gobernador Luis Fortuño, obviando el significado de ese voto según definido en la papeleta plebiscitaria. También le pidieron a sus huestes que se abstengan de votar en la segunda pregunta. Según las instrucciones impartidas por el liderato del PPD, el voto de un popular por el Sí en la primera ronda del plebiscito no deberá considerarse como un voto a favor de que se mantenga el actual estatus territorial. Queda por verse si, una vez concluida la consulta, algunos líderes colonialistas y federalistas de esa colectividad querrán interpretar esos votos por el Sí como mejor les convenga.

Así las cosas, ambos partidos se han llevado una gran sorpresa. Todas las encuestas recientes indican que el pueblo puertorriqueño favorece al ELA Soberano sobre la estadidad y la independencia. No sólo eso sino que, con excepción de una encuesta de El Vocero, en cada encuesta que se ha publicado se ha ampliado el margen de ventaja del ELA Soberano sobre la estadidad. Esto ha puesto a temblar a colonialistas y anexionistas por igual. Al sector conservador y federalista del PPD, esto les confirma su peor temor. Simplemente, están desconectados de su base, dirigen un partido que no conocen, que les resulta extraño, alienígeno. El pueblo popular no comparte el miedo paralizante que parece embargarlos a ellos. La base del PPD está lista para un cambio fundamental en la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos y los actuales líderes colonialistas del partido son un estorbo.

Los anexionistas del PNP, por otro lado, parecen estar en una pesadilla horrorosa de la cual no pueden despertar. Nunca les pasó por la cabeza que este plebiscito, diseñado por ellos con la malicia del que tiene poder absoluto para hacer y deshacer a su antojo, pudiera virárseles en contra, como una cobra, y herirlos de muerte. Ahora no saben qué hacer ni dónde meterse. Algunos líderes de ese partido han querido abusar del poder que tienen para cambiar las reglas del juego a mitad de camino. Quieren cambiarle el nombre a la opción del ELA Soberano, quieren que la papeleta diga que es una modalidad de la independencia, o ambas cosas. Si los dejan ponen en la papeleta que Dios va a castigar al que vote por el ELA Soberano. Lamentablemente para ellos, una movida deshonesta como esa tendría para Luis Fortuño y el PNP un costo político enorme en las elecciones generales. Dudosamente van a estar dispuestos a sacrificar sus posibilidades de reelección en noviembre.

El escenario está preparado para una victoria gloriosa de la nación puertorriqueña sobre aquellos que quisieran verla por siempre de rodillas y mancillada. El dragón está gravemente herido, pero sigue siendo peligroso, y por lo tanto seríamos muy torpes si desaprovecháramos la oportunidad de rematarlo. Eso es lo que haríamos tanto con la abstención como con cualquier acto para dañar la papeleta plebiscitaria. Ambas cosas equivalen a dejar que el dragón se levante para que nos pueda dar batalla otro día. Eso no es lo que vamos a hacer los soldados de la patria. Nosotros, con la bandera borinqueña en una mano y en la otra la espada, vamos a decapitar al dragón.